Una de las primeras cosas que inevitablemente aprendemos desde que nacemos, es el ciclo que todo ser humano cumple en la vida. Aprendemos que todo ser vivo nace, crece, se reproduce y muere. O bueno, eso es más o menos lo que nos dicen cuando somos niños. Sin lugar a dudas nacemos y morimos; vivimos y crecemos mediante experiencias (netamente empírico) y, la reproducción, es más bien una necesidad básica de la evolución. Está implícito en los millones de años vividos en reproducción. En todo caso, nunca supimos que íbamos a nacer, pero tenemos muy claro el cuadro que se nos pronostica: algún día vamos a morir. A todo esto debemos preguntarnos, ¿qué es la muerte? Este es un ensayo sobre la muerte. Un ensayo algo complicado puesto que existen varios puntos de vista sobre la muerte presentados antagónicamente. Entre existencialismos filosóficos y doctrinas religiosas curuchupas, se logra una perspectiva bastante amplia de lo que la muerte significa.
Varios años atrás escuché una de las más escalofriantes pero ciertas teorías acerca de la muerte. “La muerte es el único control de natalidad eficiente del que el planeta tierra goza”. Fue una de las frases más impactantes que he escuchado, pero sin lugar a dudas es una de las teorías con mayor veracidad irrefutable. En este caso, se puede decir que la muerte es necesaria. Es una de las necesidades básicas de la humanidad. Es terrible pensar que la muerte es imprescindible. Imprescindible para un fastuoso e invisible sistema de control de crecimiento de la humanidad. La muerte evita la sobrepoblación. ¡La muerte evita caos!
La muerte es el estado en el que, todo ser humano, pasa de ser físico a ser espiritual. ¿Debatible? Esta doctrina es uno de los pilares religiosos de varios devotos que he conocido. Y por supuesto, desde el punto de vista científico todo lo religioso, es debatible. Sin lugar a dudas, estas teorías sobre la muerte han ganado millones y millones de adeptos. La teoría se basa en el perdón divino y exoneración de pecados, que se logra mediante la muerte. En ese punto, lo físico se vuelve espiritual y nosotros dejamos de existir como seres humanos para existir como seres divinos, o por lo menos, seres omnipresentes. Esa es más o menos la teoría religiosa, o por lo menos, la teoría de algunos fieles que conozco. Concluimos que la muerte es la esperanza de miles de personas para ser perdonados por todos sus pecados. ¡La muerte es esperanza de vida eterna!
La muerte es la no existencia de una persona. Si murió, dejó de existir. Esa es la teoría de un agnóstico que tengo el gusto de conocer. “Simplemente se fue, como dicen en inglés: it’s gone”. Esta es una conjetura bastante aceptada por muchas de las personas que conozco. Se aduce a que la religión es una de las formas más antiguas de convocar a masas gigantes con motivos que no son siempre a favor de Dios, y que, por otro lado, la ciencia hace todo lo posible por estar en contra de la religión. No se apegan a ninguna de las dos teorías y prefieren creer en lo que ven y entienden. Podemos decir la muerte simplemente ES.
Alrededor de muchas de las teorías que se han desarrollado, la muerte es la cura de varios males, es la esperanza de varios pecadores y simplemente existe para dejar de ser. Escribir ensayos de esta línea, me hace sentir parte de sectas satánicas, con aseveraciones argumentativas tan apegadas a creencias diabólicas: “¡la muerte es necesaria para muchas cosas!”, probablemente eso es cierto, pero es sin lugar a dudas la peor fatalidad que un ser humano pueda vivir.
Varios años atrás escuché una de las más escalofriantes pero ciertas teorías acerca de la muerte. “La muerte es el único control de natalidad eficiente del que el planeta tierra goza”. Fue una de las frases más impactantes que he escuchado, pero sin lugar a dudas es una de las teorías con mayor veracidad irrefutable. En este caso, se puede decir que la muerte es necesaria. Es una de las necesidades básicas de la humanidad. Es terrible pensar que la muerte es imprescindible. Imprescindible para un fastuoso e invisible sistema de control de crecimiento de la humanidad. La muerte evita la sobrepoblación. ¡La muerte evita caos!
La muerte es el estado en el que, todo ser humano, pasa de ser físico a ser espiritual. ¿Debatible? Esta doctrina es uno de los pilares religiosos de varios devotos que he conocido. Y por supuesto, desde el punto de vista científico todo lo religioso, es debatible. Sin lugar a dudas, estas teorías sobre la muerte han ganado millones y millones de adeptos. La teoría se basa en el perdón divino y exoneración de pecados, que se logra mediante la muerte. En ese punto, lo físico se vuelve espiritual y nosotros dejamos de existir como seres humanos para existir como seres divinos, o por lo menos, seres omnipresentes. Esa es más o menos la teoría religiosa, o por lo menos, la teoría de algunos fieles que conozco. Concluimos que la muerte es la esperanza de miles de personas para ser perdonados por todos sus pecados. ¡La muerte es esperanza de vida eterna!
La muerte es la no existencia de una persona. Si murió, dejó de existir. Esa es la teoría de un agnóstico que tengo el gusto de conocer. “Simplemente se fue, como dicen en inglés: it’s gone”. Esta es una conjetura bastante aceptada por muchas de las personas que conozco. Se aduce a que la religión es una de las formas más antiguas de convocar a masas gigantes con motivos que no son siempre a favor de Dios, y que, por otro lado, la ciencia hace todo lo posible por estar en contra de la religión. No se apegan a ninguna de las dos teorías y prefieren creer en lo que ven y entienden. Podemos decir la muerte simplemente ES.
Alrededor de muchas de las teorías que se han desarrollado, la muerte es la cura de varios males, es la esperanza de varios pecadores y simplemente existe para dejar de ser. Escribir ensayos de esta línea, me hace sentir parte de sectas satánicas, con aseveraciones argumentativas tan apegadas a creencias diabólicas: “¡la muerte es necesaria para muchas cosas!”, probablemente eso es cierto, pero es sin lugar a dudas la peor fatalidad que un ser humano pueda vivir.
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